Regalar es maravilloso. Y no hay regalos de Reyes mejores ni peores. Pero algunos pueden ajustarse de manera más adecuada a nuestra forma de educar. Una improvisación o planificación discreta de nuestros encargos navideños pueden suponer un resultado que poco tiene que ver con los principios y valores familiares y con lo que queremos para nuestros hijos. La publicidad infantil, la familia extensa, las modas… pueden distorsionar lo que inicialmente fueron nuestras intenciones a la hora de regalar.
Presentamos a continuación diez recomendaciones sencillas para reflexionar sobre una educación responsable a través del juguete.
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Reflexiona sobre el concepto. Se puede jugar con cualquier cosa. Los niños no necesitan juguetes comerciales para jugar. Es ocasiones lo más importante es acertar con el regalo en función de sus gustos personales y su edad.
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El juego es fuente de entrenamiento cognitivo, motor, atencional… Delibera sobre la utilidad de un juguete al respecto y planifica qué aspectos deseas entrenar en el niño.
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Distingue los juguetes más útiles de los juguetes de escaparate. Cuanto más manipulable, montable, desmontable, modificable, creable… sea un objeto, más divertido será jugar con él. Una habitación infantil que contenga este tipo de juguetes se parecerá mucho a un laboratorio de experimentación y aprendizaje.
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Negocia con familiares y amigos la cantidad y variedad de los regalos para evitar la acumulación de temáticas o la saturación de regalos.
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Dosifica las novedades para sacarle más partido a las nuevas adquisiciones. Inventa maneras de reservar objetos de juego para más adelante, prolongando en el año el descubrimiento de nuevas fuentes de diversión.
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Fomenta el juego simbólico a través de juguetes sencillos, (disfraces, muñecos, etc.).
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Facilita el juego individual del niño, tanto como el juego colectivo. Aprender a jugar solo es fundamental para el desarrollo de la atención, la imaginación, la creatividad…
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Huye del consumismo. Más juguetes o juguetes más complejos, no implican una mayor diversión. Entrena en el niño la capacidad de tomar decisiones desde edades tempranas.
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Elimina tus prejuicios sobre gustos y preferencias. Fomenta la coeducación y la libertad. Respeta los gustos del niño, siempre que se ajusten a vuestros valores familiares.
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Valora la importancia de los regalos no materiales. En ocasiones el mejor regalo es dotar al niño de tiempo y espacio suficientes para jugar y desarrollarse de forma saludable.